Hoy me levantaba con un tuit de los Profesores de Educación Permanente de Adultos del CEPA Mar Menor, en Murcia que decía lo siguiente:
Claro y contundente, ¿no? Aunque esté en Catalunya, he sentido como mío el problema y me he puesto en la piel de los compañeros murcianos. Preocupado, pues, por la situación, he indagado en el tema. En un decreto que pretende sea aprobado a mediados de abril, quiere eliminar en total 12 centros de adultos y 106 aulas desplazadas, dejando sólo cinco centros operativos en tan sólo dos años. Además, estas aulas desplazadas se incorporarán a distintos IES de su municipio, y la oferta irá en función de la población del municipio. A esto, la consejería de Educación lo llama Plan de reorganización de educación permanente. Yo lo llamaría Plan de exterminio de educación permanente.
No entiendo cómo un gobierno recorta de este modo una educación que, hoy en día, es tan necesaria para mejorar la situación laboral de muchas personas, para adquirir conocimientos nuevos, para socializarse o para, simplemente, pasar el rato. La educación para adultos es un derecho, pero para la consejería de Educación parece que es un gasto innecesario.
Es que, según dice, esta medida va a mejorar la calidad de la oferta y a potenciar las enseñanzas formales en función de las necesidades demográficas de cada municipio. El planteamiento no se realiza con el baremo adecuado. Al margen de las cifras, está el valor añadido de los centros. Porque la satisfacción no se mide por cifras ni por títulos adquiridos. El valor de la educación para adultos se saborea a medio plazo, cuando sabes que las personas que han acudido a los centros han hecho un click en positivo y mejoran su calidad de vida, cuando se cohesionan con la sociedad, aportando todo lo aprendido en su día a día. Y eso, ni con dinero se paga.
Por otro lado, hay que favorecer la cercanía de los alumnos. Esto que parece un capricho es algo muy básico para el día a día del centro de adultos. La pertenencia a un colectivo, a un entorno cercano se rompe con esta “reorganización”. Dejar que los alumnos se dispersen hará que desaparezca el sentimiento de pertenencia y que los profesores lo pierdan también a cambio de un trato más clientelar, más frío y distante.
Para acabar, hay que pensar que este decreto será como un golpe en el estómago para la oferta final, ya que al margen de la dificultad de establecer horarios coherentes entre los IES y los centros de adultos que “queden vivos”, lo peor es que se perderán muchos alumnos por el camino. Para hacernos una idea, y según datos de la UGT, se perderían los siguientes porcentajes:
- Enseñanza de Personas Adultas a Distancia (ESPAD): 37%
- Cursos de preparación de la prueba libre para la obtención del título de graduado en ESO: 11%
- Español para extranjeros: 32%
- FP Básica: 59%
Además, desaparecerían las enseñanzas de Cursos de Idiomas, Cursos de Desarrollo de Competencias, Curso de Tecnología de la Información y la Comunicación y Proyecto de Aula Mentor. En fin, no se puede reorganizar peor.
Desde mi más humilde posición, propongo que no se apruebe este decreto. Estoy seguro de que hay fórmulas para solucionar los problemas organizativos actuales, si es que los hay. Pero es más fácil recortar, ¿no? Para qué preocuparse de hacer un estudio previo de la situación, hablar con los centros, los profesores, los sindicatos, los alumnos, los municipios, ¿verdad? Eso sí que es una falta de educación.
En resumen, quisiera dejar un mensaje a la consejera de Educación de Murcia, la señora María Isabel Sánchez Molina. En otras comunidades autónomas se están haciendo proyectos muy interesantes en educación de adultos. Le recomiendo que alce la cabeza y mire qué hacen Madrid o Catalunya, por poner ejemplos que conozco. No ven la educación de adultos como un servicio más. Y el decreto que se propone es un ataque a la Educación porque hiere a un sector social que necesita no una segunda oportunidad, sino todas las oportunidades. La formación de adultos es para toda la vida. Y por ello necesita no recortes, sino más apoyo económico. Y sobre todo, confianza en los profesionales que trabajan en los centros murcianos. Escúchelos, señora consejera, seguro que entre todos podrán (re)construir una educación de adultos de calidad, innovadora y que asegure la mejora educativa en su región. ¡Demuestre que Murcia quiere centros de adultos!
Desde Catalunya, mucho apoyo y muchos ánimos, compañeros. Força!!!